Habiamos depositado muchas esperanzas e ilusiones en el resultado del CONCURSO DE ORATORIA "TU FUERZA ES LA PALABRA", para alumnos de 1º de Bachillerato de la Comunidad de Madrid, que se decidíó ayer, pero no pudo ser. El representante del IES "La Serna", CARLOS BERMEJO PÉREZ, llegó a la final, pero no consiguió ninguno de los tres premios en liza. Antes se había quedado en el camino nuestro otro representante, JULIÁN ÓSCAR HERNÁNDEZ FLORINDO.
No queremos, pese a todo, que esta entrada se escriba con tristeza, menos aún con desmoralización, sino con justificado orgullo, porque orgullosos estamos de la participación y del buen hacer de Carlos y de Óscar. En este concurso ellos han demostrado no solo su talento literario y su capacidad oratoria, sino también su calidad humana. Vaya para ambos nuestra admiración y nuestro reconocimiento, junto con la felicitación a los ganadores.
Algunos participantes en el Concurso de Oratoria |
Pero no queremos dejar pasar esta ocasión sin pedir a los organizadores del Concurso de Oratoria si no una redefinición del mismo, sí al menos una reflexión sobre su verdadero significado: la oratoria es el arte de la palabra oral y un género literario en sí mismo, cuyo fin es persuadir con elocuencia a los demás del valor y la riqueza de nuestras ideas. La mera elocuencia sin ideas es una oratoria vacua, superficial, es aire; las ideas expresadas sin elocuencia son grises, monótonas, una montaña informe y pesada. La oratoria, por otra parte, o eso al menos creemos nosotros, no debe confundirse tampoco ni con la declamación ni con la simple teatralización, menos aún con el cuento dramatizado, cuyo fin no es la persuasión sino el mero entretenimiento. Son artes distintas con fines distintos. Quizá convenga afinar los criterios de valoración.
No se tomen estas palabras como muestra de rechazo hacia la decisión del jurado, que sobra decir que respetamos y acatamos, sino como consideraciones, a nuestro juicio oportunas y necesarias, sobre el noble arte de la oratoria. Porque creemos en él, pese a la devaluación a que lo someten a diario tertulianos y políticos poco escrupulosos, volveremos a concursar en próximas convocatorias. Otros alumnos cogerán, sin duda, el testigo de manos de Carlos y de Óscar.
Gracias, Carlos; gracias, Óscar, por representarnos tan digna y elocuentemente.
Lo siento de verdad porque seguro que merecían ganar.
ResponderEliminarTenían que poner los vídeos para ver como lo han hecho los concursantes.
ResponderEliminar¿A que ha ganado un colegio privado?
ResponderEliminar"Bonus orator, pessimus vir"
ResponderEliminar¿Y eso qué significa? ¿Podemos hablar en cristiano?
ResponderEliminarNO SEAMOS PALETOS, NO HAY NADA MÁS CRISTIANO QUE EL LATÍN, QUE ES LA LENGUA DE LA IGLESIA.
ResponderEliminar"BUEN ORADOR, PÉSIMA PERSONA"
Yo estuve allí. Estoy absolutamente de acuerdo: ganó un monólogo teatral; el segundo premio fue para una narración oral; el tercer premio fue una exposición sobre el "Quijote" de Strauss (es decir, que de Cervantes y de palabra, nada de nada). En cambio, las menciones de honor creo que fueron mucho más acertadas, salvo la de una chica que se pasó del tiempo en 40 segundos y a pesar de todo la premiaron.
ResponderEliminarLO QUE NO PUEDE SER ES QUE UN CONCURSO DE ORATORIA SE CONVIERTA EN UNO DE MONÓLOGOS O DE TEATRILLO BARATO.
ResponderEliminarAcatar la decisión, por supuesto.
ResponderEliminarRespetarla...desde luego si contamos con el comportamiento del propio jurado, no empezamos muy bien (¿realmente no tuvieron tiempo en 1 hora 40 minutos de saludarse?¿Tenían que hacerlo dándonos la espalda a todos?).
Eso sí, kudos para todos los participantes que hicieron un gran trabajo, aunque entre los premiados no sean los mejores todos los que están, ni están todos los que de verdad hicieron un buen discurso.
A mí me hace gracia esa tontería tan repetida de "respetar y acatar". Si las decisiones son injustas ni se deben respetar ni se deben acatar: basta de hacer el juego.
ResponderEliminar