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martes, 21 de junio de 2011

VERANO

 

Termina junio y empieza el VERANO, y la cálida alegría de sentirlo con nosotros vence a todos los sinsabores, a todos los agobios, a todos los atropellamientos de fin de curso. 

Entre la marea de notas, estadísticas y papeles, entre la marabunta de exámenes, queremos dejar constancia de que hoy es 21 de junio y el VERANO ha llamado a la puerta y va a quedarse con nosotros una temporada. Lo abrazamos como se abraza a un amigo al que llevamos un año sin ver, pero siempre lo sentimos próximo y entrañable. Este amigo trae además tiempo para la charla y el paseo, tiempo para las confidencias, para el sosiego, para el riesgo, para la aventura, para el amor, tiempo para el tiempo.

Nos hubiera gustado recibir al VERANO -como hicimos con el invierno primero y con la primavera después- con una antología de poemas digna de su importancia, hecha entre todos, sin prisa, pero no ha sido posible, porque las premuras y las urgencias han podido con todo. 

Por eso hemos pedido ayuda a JAIME GIL DE BIEDMA, que hace ya muchos años escribió este poema en el que asoma, junto a la resignación por la vida que nunca es como se espera, la melancolía por la juventud perdida.


Tardes de junio 



Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
         o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                    Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.






4 comentarios:

  1. No me gusta mucho este poema y además no lo entiendo del todo, creo que es poco "veraniego".

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  2. He visto en Internet esto sobre la Oda al verano de Pablo Neruda y me parece estupendo.

    http://www.slideshare.net/Salvia/oda-al-verano-poema-de-pablo-neruda

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  3. Vivan las vacaciones.

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  4. Lo peor del verano es que se termina y empiezan las p...clases. !Dios, que asco!

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