JOSÉ MANUEL BLECUA (izq.) toma el relevo, como director de la RAE, de VÍCTOR GARCÍA DE LA CONCHA. |
Para muchos antiguos estudiantes de Filología Hispánica en las universidades españolas, el nombre de Blecua inevitablemente trae a la memoria un librote de mucho más de mil páginas titulado "Gramática Española", del cual era autor junto con Juan Alcina. Lo que aquellos universitarios -muchos de ellos hoy profesores- sufrieron con el conocido como "Alcina-Blecua" sólo es comparable con lo que pudieron aprender en un texto que en su día renovó los estudios de gramática española. Desde entonces se han publicado docenas de manuales de gramática, pero aquel librote sigue estando entre los mejores y más completos, y otros estudiantes más jóvenes siguen sufriendo y aprendiendo con él.
Hoy JOSÉ MANUEL BLECUA PERDICES, hijo de otro gran filólogo español, José Manuel Blecua Teijeiro, ha sido elegido nuevo director de la REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, en sustitución de Víctor García de la Concha, que ha estado doce años al frente de la institución. Dirigirá desde la sede de la calle Felipe IV en Madrid, cerca del Museo del Prado, a los 46 académicos de número que en este momento se sientan en los sillones de la Academia.
Nacido en Zaragoza en 1939, JOSÉ MANUEL BLECUA es catedrático de Filología de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la RAE desde el año 2006. Autor de numerosas obras lingüísticas, el nuevo director de la RAE es uno de los principales especialistas españoles en Fónética, Fonología y Lexicografía. También fue director académico del Intituto Cervantes y comisario de la celebración del IV Centenario del Quijote.
Para muchos hablar de la RAE es hablar de una institución rancia y con olor a naftalina, pero eso significa desconocer la profunda renovación que ha sufrido la Academia en los últimos años, que le ha permitido acometer la publicación de numerosas obras, entre las que destacan el "Diccionario panhispánico de dudas" (2005), la nueva edición de la "Gramática Española" (2009), el "Diccionario de americanismos" (2010). Siendo muy fructífera esta labor de investigación y de edición, solo posible por la incorporación masiva de nuevas tecnologías, por encima de todo hay que destacar y valorar en el trabajo de la RAE la estrechísima tarea de coordinación con el resto de Academias de la Lengua de los países hispanoamericanos, que ha permitido mantener la unidad de nuestra lengua dentro de su maravillosa diversidad.
Coincidiendo con la elección de su nuevo director, la RAE publica hoy la nueva edición de la "Ortografía de la lengua española". De las novedades de esta nueva ortografía ya hemos escrito otro día y volveremos sobre el asunto en otra próxima ocasión. Hoy es el día de felicitar a JOSÉ MANUEL BLECUA como flamante y joven, pese a sus 71 años, nuevo director de la RAE.
La Academia no sirve para nada.
ResponderEliminarLo que hace la academia o su director o quien sea a mi no me interesa lo más mínimo.
ResponderEliminar¿Quién habla o escribe como dice la RAE?
ResponderEliminarLos profesores, y no siempre.
ResponderEliminarVamos a ver, hay que ser algo más objetivos en este asunto. El que no se sigan las recomendaciones de la RAE, o que cada uno hable y escriba como quiera, no quiere decir que las reglas académicas no sean necesarias. Tampoco los futbolistas siguen siempre el reglamento del fútbol, ni los conductores respetan siempre las normas de tráfico, pero todos sabemos que ese reglamento y esas normas son necesarias. Sin ellos nadie jugaría al fútbol ni conduciría un coche.
ResponderEliminarIncluso en este aspecto la RAE está en desventaja, porque no puede sacar tarjetas rojas, ni poner multas ni retirar permisos de conducir.
¿Insinúas que a los que hablen o escriban mal hay que multarles o impedirles hablar? ¿No llaman a eso censura?
ResponderEliminarPor supuesto que NO: todo el mundo debe tener los mismos derechos humanos y legales -en la triste realidad del mundo eso no sucede- sea analfabeto o tenga el Premio Nobel de Literatura. Pero lo cierto es que el dominio del lenguaje oral y, sobre todo escrito, da y quita innumerables oportunidades políticas, sociales, laborales y de realización personal. El analfabeto tendrá dificultades para defender en la práctica sus derechos porque no sabrá cómo hacerlo. Tampoco podrá acceder a la mayoría de los empleos ni -esto es lo peor, sin duda alguna- desarrollar su potencial humano.
ResponderEliminarEn cualquier caso, la RAE no tiene autoridad legal directa -otra cosa es la autoridad intelectual y moral- para recompensar o castigar a nadie por el buen o mal uso que pueda hacer de la lengua española. Otra cosa es que otras instituciones -la escolar, por ejemplo- pueda hacerlo siguiendo las recomendaciones de la RAE. El sistema educativo puede suspender a un alumno que se examina de Selectividad y comete muchas faltas de ortografía. No es la RAE quien suspende sino el sistema educativo, que considera importante, para acceder a la universidad, el dominio de las normas ortográficas que establece la RAE. Y eso puede gustar o no gustar, pero es la realidad.
¿Me explico?
Te enrollas como las persianas, pero sigues sin convencerme. Hay países que no tienen academia y no les pasa nada.
ResponderEliminarToma un silogismo, que para algo tiene que haber servido el rollo de la filosofía de 1º.
ResponderEliminarSin la RAE no habría reglas de ortografía,
sin reglas de ortografía viviriamos mucho mejor.
Luego, sin la RAE viviriamos muchos mejor.
Al filósofo enmascarado:
ResponderEliminarEres bueno haciendo silogismos. Para que luego digan que no sirve de nada la Filosofía.
Lo curioso es que cuando escribes respetas las reglas ortográficas, escribes con mayúsculas, con tildes, con haches, con uves... Eres un filósofo académico y no te has dado cuenta.
A mi respetado comentarista de "libertad de expresión":
ResponderEliminarNo te confundas con el hecho cierto de que en algunos países no hay "academia de la lengua". Es el caso de Inglaterra o de EE.UU., por ejemplo. Pero en estos países, y en otros que no cito, el papel de la RAE en España o de "L´Academie Française" en Francia, lo desempeñan otras instituciones -privadas, eso sí, no públicas- como las editoriales que publican en Inglaterra el "Oxford English Dictionary" o el "Webster" en EEUU.
Es cierto que estos diccionarios no tienen un carécter normativo, pero sus recomendaciones son seguidas ampliamente por los gobiernos, los centros educativos, las empresas y los profesionales. También, naturalmente, por la mayoría de los escritores, periodistas, locutores...
Con academia o sin academia, al final todo el mundo en estos países se preocupa por seguir unas reglas. Siento decir a los que crean que en los países sin academia de la lengua vivirían mejor, sin los suplicios de la ortografía, que están equivocados. Los estudiantes ingleses y norteamericanos también tienen que sufrir la tortura del "spelling" que, además, en inglés, es un hueso duro de roer.
Pero no tienen las porquerias de los acentos.
ResponderEliminarTienes razón, pero las tildes que como tú dices son una "porquería" y un engorro, también nos sirven de ayuda a la hora de pronunciar una palabra escrita. Un inglés, incluso culto, a veces tiene enormes dificultades para pronunciar bien una palabra escrita.
ResponderEliminarAdemás se exagera mucho la dificultad de las tildes. Un estudiante inteligente -es decir el 99,99 por ciento- puede dominar su uso en poco tiempo, solo con prestar -quizá está ahí la clave del asunto- un poco de atención.