La Serna 2010
Primer premio de narración para alumnos de Bachillerato.
Sonia Rodríguez
El aviador estrellado
Una pequeña vida entre sus manos, con un corazón rápido y pequeño, tan rápido que si intentara contar sus latidos seguro que se saltaría alguno; nota cómo ese corazón da vida al pequeño ser, cómo lucha por seguir dándosela.
Ágata ha hecho un cofre con sus manos y lo protege como si fuera un tesoro, para ella la vida lo es.
La abuela Clara vive en un pueblo muy pequeño, tan pequeño que si parpadeas cuando pasas al lado te lo pierdes. La abuela fue enfermera, en sus años mozos, como dice ella, pero ahora todos los raspones de Ágata los cura con besos y galletas, eso sí que es medicina, dice ella. Ágata piensa que su abuela lo sabe todo, y es de esas mujeres que también lo pueden todo, así que como Ágata le ha dado a su abuela poderes sobrenaturales se apresura al correr por el bosque con las manos en cofre contra el pecho, y la esperanza de que el corazón siga latiendo.
Los pájaros no entienden de vendas, ni de medicina, ni de huesos. Los pájaros entienden de viento y de cielo, de corrientes de aire y de nubes, entienden de aterrizar, incluso de malos aterrizajes. Pero no entienden cómo un hueso roto en sus pequeñas alas hace que no puedan volar, no entienden y se desesperan, los ves en el suelo con su ala rota, aleteando desesperados para volver al cielo.
Por suerte la abuela de Ágata es enfermera, y Ágata sí que entiende, sabe de huesos, heridas, besos, galletas y esperanzas.
La abuela de Ágata está sentada en las escaleras de su cas a y asiste al espectáculo de ver correr a su nieta como si le fuera la vida en ello, ante ella se para una Ágata de mejillas arreboladas y respiración alterada, que abre las manos, la mira apenada y le dice:
–Tú puedes, abuela, ¿verdad que puedes ayudarle?
–Claro que sí –responde.
Ágata asiente aprobadora.
–Eso le he dicho yo.
–Si se lo has dicho seguro que ahora está mucho más tranquilo.
Los pájaros que se rompen un ala no suelen sobrevivir, pero hay pájaros con suerte, pajarillos que se encuentran con nietas de enfermeras.
–Eres un pájaro con suerte. Sólo extiende las alas y vuela.
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